La Iglesia nos hace considerar hoy, en una magnífica visión, el paraíso, donde Jesucristo reina con sus elegidos. Hoy es la fiesta de todos los | santos, y por ello el introito nos invita a la alegría: «Gaudeamus omnes in Dómino diem festum celebrantes sub honore Sanctorum omnium; de quorum solemnitate gaudent ángeli, et collaudant Filium Dei. Exsultate, justi, in Dómino…».2
Antiguamente, a todos los dioses paganos se les había dedicado el Panteón, que luego fue transformado en templo cristiano dedicado a todos los santos: primero a María Sma. y a todos los mártires, después a María Sma. y a todos los santos. Esta fiesta la fijó el papa san Gregorio VII 3 el 1 de noviembre.
Con una sola palabra, “bienaventurados”, cantamos nosotros a la Virgen y todos los coros de los santos. Por eso entre los pasos del Evangelio, se ha elegido para esta fiesta precisamente el de las bienaventuranzas (Mt 5,1-12). En dicho paso del Evangelio, primero son declarados dichosos quienes practican la pobreza, | los que aman esta virtud, practican este voto, viven con el corazón despegado de los bienes de la tierra.
Examinémonos. ¿Nos mantenemos de veras en el camino que siguieron los santos? ¿Practicamos el celo de los apóstoles, la paciencia de los mártires? ¿Practicamos las virtudes religiosas, las virtudes de los santos religiosos? ¿Practicamos las virtudes cristianas de los hombres que observaron bien la ley de Dios, huyeron del pecado, frecuentaron los sacramentos y acumularon tesoros de méritos en los días de su vida? Propósito. Secreto del éxito.