“El apóstol de las comunicaciones”, fundador de la Familia Paulina

El Padre Santiago Alberione, nació en San Lorenzo di Fossano (Cúneo, Italia) el 4 de abril de 1884. Recibió el bautismo al día siguiente, en la iglesia de San Lorenzo Mártir. Era el quinto de los siete hijos de Miguel y Teresa Allocco. La familia Alberione, pertenecía a la clase campesina. El primer año de la escuela elemental, al preguntarle la maestra qué hará cuando sea mayor, el pequeño Santiago respondió: “Quiero ser cura”.

Trasladada la familia al pueblo de Cherasco, parroquia de San Martín, diócesis de Alba, el párroco don Montersino ayuda al joven Santiago a responder a la llamada. A los 16 años, es admitido en el seminario de Alba Pompeya y conoce a Francisco Chiesa quien, durante 46 años, será su amigo y consejero. El 31 de diciembre de 1900, habiéndose sentido interpelado por la encíclica de León XIII “Tametsi futura”, el joven Alberione reza, durante 4 horas, ante el Santísimo Sacramento. Una “luz especial” le vino de la Hostia, y desde aquel momento se siente profundamente obligado a prepararse para servir a la Iglesia y hacer algo por los hombres del nuevo siglo. Durante los años siguientes, estudió filosofía y teología.

El 20 de agosto de 1914, el Padre Alberione da inicio a la “Familia Paulina” con la fundación de la Sociedad de San Pablo. La primera mujer que sigue al Padre Alberione es Teresa Merlo, una joven de Castagnito (Cúneo). Con su apoyo, Alberione da comienzo a la congregación de las Hijas de San Pablo (1915). Lentamente la “Familia” se desarrolla, las vocaciones masculinas y femeninas aumentan. En diciembre de 1918 se produce una primera partida de “hijas” hacia Susa (Turín).

Dando inicio a un estilo característico, denominado “a la paulina”. En 1923, Alberione enferma gravemente y el diagnóstico de los médicos no deja esperanzas. Pero el Fundador reemprende milagrosamente el camino: “San Pablo me curó”, comentó.

Entre tanto, no faltan tribulaciones en su vida: La muerte prematura de sus primeros colaboradores, Timoteo Giaccardo y Tecla Merlo; la preocupación por las comunidades en países con dificultades; y una martirizadora escoliosis, que le atormentaba noche y día. Falleció el 26 de noviembre de 1971, en Alba, para ocupar su sitio en la Casa del Padre. Sus últimas horas se vieron confortadas con la visita y la bendición del papa Pablo VI. El 25 de junio de 1996, el papa Juan Pablo II firmó el Decreto con el que se reconocen las virtudes heroicas del futuro Beato. El día 27 de abril de 2003, el Papa Juan Pablo II lo declaró Beato. Actualmente sus Instituciones están presentes en más de cincuenta naciones de los 5 continentes.

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